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Rutas Alimentarias. Estrategias culturales de desarrollo territorial.
Todo alimento tiene significado social, emocional y simbólico. Es un complejo mix de calidad, herencia y naturaleza; es un producto de la historia. Su valor se incrementa con la autenticidad y la singularidad que representa, es decir con su carácter menos globalizado.
La visión turística predominante sobre la gastronomía es estrecha. Se asocia con excesiva frecuencia sólo a la cocina y a los restaurantes. Ese universo “gastronómico” es dominado por los cocineros; pero el alimento nace de la tierra, fruto del trabajo de los agricultores. En ese sentido es junto a las fibras el principal producto de la ruralidad.
El alimento forma parte del patrimonio de los pueblos y cuando se integra a la oferta turística enaltece al destino. Cuando ello ocurre se verifica que esa integración también acrecienta el valor del alimento mismo porque el territorio, con su paisaje y su cultura le provee su identidad.
Promovemos que la observación de los alimentos atienda a su contenido esencial, que es simbólico. A su representación, que puede ser épica, paisajística, cultural, histórica e incluso deportiva.
Promovemos una visión que superadora de aquella, mezquina por lo parcial, que los tiene por meros satisfactores primarios. Nuestro objetivo es desarrollar productos turísticos, pero fundamentalmente aportar al negocio global de los alimentos. El turismo se convierte en la fuente para el desarrollo de marcas colectivas y distintivos de calidad referenciados en el origen que pueden valorizar a los alimentos más emblemáticos de América Latina.
A nuestro juicio el Estado moderno debe tomar la iniciativa y aportar a la creación de valor social. La espontaneidad tiene tiempos morosos y el subdesarrollo sólo se supera acelerando los tiempos.
Hemos revisado la experiencia internacional tanto sus casos positivos más emblemáticos como algunas paradojas.
La industria de la alimentación de Francia exporta a casi todo el mundo basada en la fama de su gastronomía, así como la española y la italiana, sin embargo el gran prestigio de la cocina mexicana que se ubica entre las cuatro más afamadas del mundo, no ha servido para posicionar a la industria alimenticia mexicana.
Las rutas alimentarias son valiosas para todas las regiones que cuentan con alimentos de calidad especialmente si tienen valor identitario. Por eso desarrollarlas puede constituir para México, como para todos los países de América Latina, un importante instrumento tanto para el desarrollo de la industria de alimentos como para mejorar los ingresos de productores y campesinos.
Presentación del curso
El Área de Turismo Rural de la Facultad de Agronomía organiza el “ VI Curso Internacional de Diseño y Organización de Rutas Alimentarias y Turismo del Vino”. El mismo será dictado por docentes y especialistas de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, entre otras, además de expertos e idóneos en la temática.
El objetivo del curso es brindar conocimientos y herramientas para agregar valor, a través de un agronegocio turístico, a los alimentos emblemáticos de las regiones, incorporando la valiosa experiencia de campo de quienes dictan el curso.
CASOS
Ruta de la Yerba Mate. Argentina.
Ruta de la Pera y la Manzana. Argentina.
Ruta de la Sal. México.
Rutas del Vino. Argentina y EEUU.
DIRIGIDO A LATINOAMERICANOS: Profesionales, empresarios, técnicos y personas involucradas en todas las áreas del agro, del turismo y de la gastronomía a nivel privado. Funcionarios del ámbito nacional, provincial o local, vinculados al desarrollo rural y turístico que se desempeñan en la planificación y gestión turística.
DURACION DEL CURSO : 24 horas (3 jornadas de 8 hs. diarias)